lunes, 16 de noviembre de 2009

NaNoWriMo 2009

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My nueva novela. Viene de un lugar muy especial en mi vida, esta vez sí lo haré bien.

martes, 20 de enero de 2009

Motivaciones

Hace mucho tiempo que no escribo, no sé si es porque no estoy motivada o porque simplemente no tengo una historia que escribir. No tengo personajes realmente emocinantes que me interesen lo suficiente como para saber qué es lo que va a pasar en sus vidas. No me atrevo a escribir cosas de vida o muerte, porque deberían ser tan espetaculares que no sé si me salgan bien. Es cuestión de describir la escena en mi cabeza, no? ¿Qué pasa si no tengo escena en mi cabeza?
Ése es el punto, que mis personajes no están en situaciones de vida o muerte, no tienen cómo estarlo, no tienen oportunidad de arriesgar la vida por nada, son tan mediocres como yo misma. No sé si mediocres es la palabra, tal vez es sensatos, no harían las cosas que los pondrían en peligro. Tengo que encontrar eso que los movería a hacer cualquier cosa, a matar y a morir por ello. ¿Existen realmente motivaciones tan fuertes? ¿No son exageración del escritor? Uno como lector espera eso, pero no se detiene siempre a preguntarse porqué al personaje le importa tanto lo sucedido, porqué sus ideales son tan fuertes y porqué no tiene problema en enfrentarse al mundo para defender lo que cree. Tal vez lo más fácil es obligarlos a hacerlo, que no tengan otra salida y la única opción sea la más peligrosa. Después, la inercia los obligará a seguir adelante, hasta que haya algo o alguien que los motive a seguir.

lunes, 19 de enero de 2009

Mi disco duro

Murió mi disco duro. Murió mi novela de 30000 palabras. Es una lección: Siempre Respaldar.

sábado, 1 de noviembre de 2008

NaNoWriMo 2008


Improvisación pura. 1516 palabras hasta ahora.

domingo, 26 de octubre de 2008

NaNoWriMo

Yipee! A escribir 50.000 palabras en un mes! Espero que la universidad, el curso de manejo y el gimnasio me dejen tiempo...

lunes, 5 de noviembre de 2007

Visitas memorables

La Muerte vino a visitarme. Basta decir que no fue una charla motivacional, del tipo de los libros de auto ayuda: "Recupere su auto estima en 4 días, garantizado, o le devolvemos su personalidad" Sino que fue, interesante, por decir lo menos.

- Hola, ¿Estás lista?- preguntó, apareciendo a mi lado como si nada. La miré de arriba abajo,nunca pensé que la Muerte pudiera tener una apariencia tan Paris Hilton.- Nueva imagen- explicó, al notar mi asombro.- La otra ya no asusta.
Me encogí de hombros con naturalidad y pensé por un segundo en continuar con mi trabajo. Ya no me sorprendía tanto el notar que la Muerte me acompañaba en mi vida, aunque esta era la primera vez que se materializaba. No sería la última.
- ¿Estás lista?- preguntó otra vez, impaciente, revisando son suma atención sus uñas perfectamente arregladas.
- No, claro que no estoy lista.- le contesté, empezando a entrar en pánico.- Dame otros veinte o cuarenta años.
- ¿Para qué?- levantó la vista, apenas interesada.- Ya te he dado cuarenta y no los has utilizado.
- Claro que los he usado.- me defendí, no por ser la Muerte tenía derecho a insultarme.
- Sé realista, Rory.- empezó, sentándose cómodamente en un sillón de terciopelo rojo que nunca noté estaba ahí. Acomodó su cartera y sacó su ínfimo puddle de ella. Lo dejó en el suelo y continuó.- Pasemos revista, querida. ¿Qué has hecho?
- Saqué una carrera
- Apenas.- ni siquiera me miraba, tenía la vista fija en un pequeño espejito rosado y se arreglaba la chasquilla.- Terminaste con un promedio 4,8 y no te alcanzó para ninguna beca.
- Sí, pero fui médico general de zona.
- Porque nadie más quiso el puesto.- guardó el espejito y me miró.- Y aún así no pudiste especializarte en nada.
- Bueno, pero...- intenté defenderme de esta lista de fracasos.
- Nadie te contrata, ¿Quién querría un médico general cuando hay especialistas en los capilares del dedo pequeño del pie? Aún vives con tus padres, y eso porque sus jubilaciones son más altas que tu sueldo.
- ¿La idea aquí es humillarme?- la interrumpí, furiosa.
- No, sólo quiero recordarte en qué has estado los últimos cuarenta años.- se acomodó un mechón de pelo tras la oreja derecha y continuó.- Nunca terminaste tu novela, ni te casaste ni tuviste hijos.
- Tenía otras preocupaciones.- argumenté, aunque me estaba quedando sin argumentos, valga la redundancia, no es que tuviera alguno en realidad.
- Fútiles, nada importante, querida, y lo sabes.- sacó una pequeña palm de su cartera y empezó a escribir algo.- Parece que tendré que correr a las gemelas Olsen para más tarde, tardaremos un minuto contigo.- guardó su palm y continuó.- En fin ¿Dónde iba? Ah, sí. Todos siguieron adelante. Tu amigo el grandulón encontró a su Florence Nightingale. El rockstar se convirtió en Hernán Cortés y concibió a Venezuela, Ecuador y Colombia. Los religiosos tienen nueve hijos cada uno e incluso ese tal salado descubrió su vocación de médico/filósofo que tan feliz lo hace. ¿Y tú, Rory? ¿Qué fue de ti?
- Yo...- empecé, con fuerza. No tenía nada que decir y lo sabía. El pequeño puddle se acercó a mis piernas y lo tomé en brazos, tenía algo familiar.
- ¿Lo reconoces?- preguntó la Muerte, suspicaz y con una semi sonrisa que deformaba sus perfectos, delineados y pintados labios, no pude evitar preguntarme si se habría puesto silicona para hacerlos ver tan grandes.- Lo reconoces, él ahora es un exitoso senador con una bonita esposa y tres encantadores hijos. Pero eso ya lo sabías. Él avanzó y tú sigues aquí.
Bajé los ojos, avergonzada. Seguí abrazando al pequeño puddle que me miraba con la ya conocida expresión auto suficiente en sus grandes ojos verdes.
- No sabes lo aburrido que se vuelve allá arriba cuando me da por observarte.- suspiró y rodó los ojos.- Todos saltando en paracaídas y tú sigues aquí, encadenada al suelo.
- Lo sé.- murmuré, comprendiendo mi estupidez y lo que me había traído. Reflexioné que cuarenta años es joven para morir y lamenté la suerte de mis padres, que perderían una hija. Se hizo un silencio, profundo, roto sólo por la Muerte mientras revisaba su cartera y se aplicaba polvos en la nariz. Parecía estar muy concentrada en su pequeño espejito rosado. Pensé si ella se reflejaría, o si sería como los vampiros que no se reflejan en los espejos.
- Está bien.- dijo de repente, sacándome de mis cavilaciones. Tomó al pequeño perrito en sus brazos y lo acomodó en su cartera, junto con su maquillaje y el espejo. - Te doy veinte y cuatro horas, ni un segundo más.
- ¿Veinte y cuatro horas?- repetí, como estúpida que era.
- Sí, para que disfrutes de tu vida y tal vez me convenzas de regalarte otros veinte o cuarenta años.
Acomodó su cabello detrás de una oreja y posicionó su arreglado moño sobre el hombro opuesto. Mientras hacía esto, se fue desdibujando de a poco, junto con su sillón de terciopelo rojo, hasta que hubo desaparecido por completo. Estuve un par de segundos con la vista fija en el punto en que ella había estado, me refregué los ojos, incrédula. Me levanté y fui al baño a lavarme la cara y convencerme de que todo había sido mi imaginación, no debería haber comido diez pedazos de pizza a las tres de la mañana. Me miré al espejo y mi cara llena de arrugas me devolvió la mueca de asco. Abrí la llave y miré mi mano por reflejo, noté que llevaba un reloj en la izquierda. Nunca llevo reloj, simplemente no creo en los relojes, una vez tuve uno que se prendía y apagaba en la mitad de la noche, sin razón alguna. Acerqué mi rostro al artilugio, que resultó no ser un reloj, si no que un temporizador. 23:59:30, marcaba, en letras negras sobre su pequeña pantalla de cristal líquido.


Ahora dice 00:00:30, Paris Hilton debería llegar en cualquier momento y aquí estoy yo, esperándola junto al computador, igual que ayer.

sábado, 8 de septiembre de 2007

NaNoWriMo

Este año planeo volver a intentar NaNoWriMo (National Novel Writing Month), un desafío entretenido de escribir una novela en un mes, específicamente 50.000 palabras en Noviembre.
El año pasado lo intenté y llegué a la mitad, exactamente 25.000 palabras. Lo que, dado todo lo que pasó ese año, era un muy buen resultado. Este año todo está bien y no veo qué podría impedirme llegar a las 50.000 palabras.

Pondré un contador para mantenerme motivada... aunque no creo que lo necesite mucho, pero me gustan mucho estas cosas.